miércoles, 3 de septiembre de 2014

Ellos ven a sus amigos, no una bandera

El Max Rayne es el único centro educativo de Jerusalén en el que estudian juntos niños israelíes y palestinos, unos 600, que aprenden hebreo y árabe por igual, historia de un lado y del otro de las líneas de guerra y, sobre todo, lecciones de humanidad para entender al que otros quieren vestir de adversario.

Sin el refuerzo de paz y valores que da mano a mano, los chavales estaban pasando unas vacaciones llenas de angustia, cada cual en su barrio, en su ambiente, escuchando amenazas y maldiciones para el contrario. Había que unirlos de nuevo. Y eso hicieron, una marcha semanal sin pancartas ni banderas en la que el único lema está en las camisetas de los estudiantes: Caminemos juntos, se lee en tres idiomas.

“Estamos convencidos de que trayendo a los niños aquí estamos creando una nueva generación de ciudadanos que se conocen de forma directa, sin prejuicios ni sombras, que rompemos muros. Ellos ven a sus amigos, no una bandera. Nos dan lecciones cada día”, señala emocionada una madre.

En cada aula hay un profesor árabe y otro israelí, que usan indistintamente los dos idiomas. En los pupitres se mezclan cristianos, musulmanes y judíos de diversas tendencias.

En esta escuela hay espacio para demostrar que, si en la práctica ya vivimos juntos, aunque no nos miremos, si un día reparamos en que el de al lado es otro yo, dejaremos de hacernos daño.

Ver Noticia:
Internacionaelpais.com  
Ediciones El Pais